domingo, 7 de septiembre de 2008

Sienes y sienes de veses... by quiridodiario

4 de septiembre
Kleftikos (Milos)

De malenagrecia


La maldición del Malena se vuelve a cumplir. Si a Carlota le movió a autosecuestrarse en el último momento, ha pegado a su popa a Manu y a Katia.
Llevábamos varias horas haciendo bordos en torno a Milos y decidí volver a la cama para dar esquinazo al catarro (el que Toni tenía instalado en la nariz ha pasado a mis oídos). Al regresar a cubierta allí estaban las dos, tan fondeaditas como el resto de la tripulación, risueñas, absolutamente humanas, como si nunca se hubieran ido de allí. Juro que las despedimos con todos los honores el día de la partida de Jaume y Carlota, pero lo cierto es que volvían a estar a bordo, en medio de un paisaje lunar. Siguen ahí esta mañana.
La huella del Malena también se deja notar en Oskar, que empieza a tener los primeros síntomas a dos días de su partida oficial: repite una y otra vez que no quiere abandonar el barco con voz lastimera y ya ha dejado de subirse al dingui para ver los paisajes de cerca. Algo debe intuir su novia, quien últimamente le recuerda con insistencia que ha de regresar YA (una especie de duelo de canto de sirenas vía conexión telefónica).
Los nuevos tripulantes del Malena no se dan cuenta de estar presenciando un secuestro a la griega, entretenidos como están en caer en el encantamiento: Si antes Carlota distinguía escollos en la distancia y Kostas avistaba delfines, Tòfol adivina playas maravillosas antes de que aparezcan en el horizonte. Vicenç se deja llevar por el aire, las horas, el sol... y una dulzura que ha convertido en su segunda piel le agranda la sonrisa y enmarca sus silencios. Dídac fue el primero en despertar esta mañana, antes de que amaneciera. Según él, respondía al saludo de los Halcones Eleonor (seis), que con sus gritos le avisaban de que la hora mágica estaba al caer. Se fue a proa, se dejó llevar… y meditó. Es fácil vaticinar que el Malena le está haciendo un traje a la medida.
Por el momento la que suscribe está embelesada en encantamientos más prosaicos: se me despendolan los ojos en olas, yendo del paisaje espectacular al espectáculo de los cuerpos desnudos (Toni entre los de la nueva tripulación). Aquí Kikuyu se sentiría, aún más, como pececillo en el agua.
Me han dicho que la belleza va muy bien para la tos y la verdad es que cada vez más toso.

1 comentario:

Carlota dijo...

Hooooola!!!
Joder! por fin comprendo porqué llevamos taaaaanto tiempo sin tener noticias vuestras! QUEREMOS ESTAR AHÍ!!!

Estoy con Joanet, mirando las fotos del blog y de repente... hay fotos nuevas!!! están vivos!!!

Bueno, cariños, vemos una nueva etapa con nuevas sonrisas. Seguid disfrutando pero no os olvideis de contarlo.

Muchos besos, polla filakia!
Joanet y Carlota