lunes, 25 de agosto de 2008

Cruzando el Golfo de Corinto - by Pelagia

25 de agosto de 2008. 10:30 a.m.
Pasado Egio, cruzando el canal de Corinto.

Salimos de Zante a las 14 horas, después de haber pasado unas horas en el puerto principal de la isla de compra y visitando a mi amigo Giorgos. Queremos llegar Egio esta noche, 90 millas náuticas y unas 9 o 10 horas de navegación sin parar. Vamos haciendo turnos para descansar y comemos navegando (ensalada de garbanzos). Vamos a motor porque no hay mucho viento.

No hay apenas tráfico de barcos, y vemos muchas pardelas pichonetas. Cada uno va haciendo sus deberes, Marta escribe, Toni cuelga fotos en el blog, Quique termina de leer la Odisea y yo trabajo un poquito. Ritmo pausado, ritmo 'xino-xano', hay tiempo y espacio para todo. Toni sigue intentado pescar algo con la fluixa, sin resultado.

Sobre las 10 de la noche, aparece a lo lejos un largo puente que cruza el golfo a la altura de Patras: el puente de Rio-Andirio. Se terminó de construir en 2004, en el punto en que el golfo de Patras se transforma en el golfo de Corinto. Arquitectura preciosa. Está iluminado! y desde lejos parecen que hay gigantes azules que vigilan el canal entre el continente y el Peloponeso.
Llamamos a 'Rio Traffic' por el canal 14 para pedir autorización para cruzarlo. Al acercarnos y al pasar por debajo sentimos la enormidad de la construcción. Bajamos la velocidad y levantamos la mirada.

De malenagrecia


Kostas 'prendator' está en Egio y nos indica un buen lugar para fondear, un par de millas antes de Egio. Nos espera en la playa. Desembarcamos para cenar un souvlaki sobre la arena. De nuevo la luna, sale por el continente, ya le queda menos para la fase nueva, esa en la que recordaremos estos días sonrientes. Invitamos a Kostas a tomar una copa a bordo. Ya no regresará a tierra... hasta Atenas. Ha sido raptado. No tiene cargador para el móvil, ni ropa, ni cepillo de dientes, ha dejado su casa de Egio abierta, el coche en la playa, pero la verdad es que la operación 'prender al prendator' se realiza sin violencia. Al raptado se le ve feliz por cubierta.

Hoy hemos comenzado a navegar a las 10 de la mañana, después de un intento frustrado de Toni de comprar pescado a un vendedor ambulante que anunciaba su 'psarí' con un megáfono. En los tres minutos que ha tardado en ponerse el pantalón, beberse un zumo fresquito de fruta, bajar a la auxiliar, poner en marcha el motorcillo y recorrer los 50 metros que nos separan de la costa a toda velocidad, se le ha escapado por una calle transversal.

Hemos pasado por delante de Egio y su pequeña zona húmeda. Ahora mismo nos quedan cinco horas para llegar a la entrada del canal de Corinto. Kikuyu va a la caña, sin gafas (cinco dioptrías de miopía) y un cubata en la mano. ¡La ostia que nos vamos a dar!

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