sábado, 30 de agosto de 2008

Sirenitis - by quiridodiario

30 de agosto
(A esa hora en la que el calor aprieta)

Abandonamos la cala de los corazones y las uvas más dulces que la miel, que en el mapa figura tras el cabo Nicolaus. Es el último fondeo en esta isla a la que sólo le sobra una t para ser de película (Ki-t-nos). Rompo mi curtido y empeñado silencio forzada por los acontecimientos: tras realizar la última prueba que necesitaba para refrendar mi hipótesis, puedo asegurar que tenemos un caso de "sirenitis plenix" a bordo.

Mes fotos de toni font aqui

A pesar de que el rincón tenía suficientes encantos, a pesar de las enormes facilidades para bajar a tierra (Jaume se está sacando el título de carné de dingui e iba y venía del barco a la orilla y viceversa como una de esas moscas que viajan con nosotros desde el primer día), a pesar, incluso, de mis gritos de alegría al escapar de una avispa mientras volvía con un montón de hermosas piedras blancas con forma de corazón (va por tí, Cointa) y tropezaba con un bombonazo de griego... (todo al mismo tiempo) Pelagia siguió leyendo en cubierta. No abandonó el barco, no hizo res de res, continuó ausente, secuestradita total... prefirió la soledad de la bañera a retozar en el agua con el resto de la tripulación, se mostró claramente ajena a cualquier tentación.
Este último comportamiento culmina un cuadro de síntomas que procedo a pormenorizar: Últimamente sus chapuzones duran a penas 2 minutos y, aunque frecuentes, no gozan del brillo de los primeros días. Observo sus ojos y el blanco se le está volviendo ligeramente azul. No deja de cantar la misma canción, una y otra vez, hasta turbar la mente de los grumetes, que en ocasiones sienten arrebatos de ira que dejan pasar a duras penas (como la melodía es difícil de describir, me remito a la letra: "un barqui-to... de cás-cara- de nuez...").
Me consta que entre los lectores de este blog existen expertos en desfribilar barcos, de modo que, por favor, les rogaría que nos aporten alguna información más sobre el citado síndrome ("sirenitis plenix").
Tranquilizaría saber si tiene tratamiento y si es contagioso. Si no-ni-No-ni-no... llegado el momento de su segunda partida, quizá Pelagia deje de autoraptarse y pase directamente a encadenarnos al mástil de la mayor y llevarse el MA-gda-LENA a tomar vientos... con cerezas incluídas.

P.D. Que por lo que es a nosotros nos da igual, es que por esta zona del Peloponeso me han dicho que hay uno (viento) terrible, de nombre Meltemi.

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